AL CIELO Y A LOS DIOSES
La muerte del guerrero
Los celtíberos practicaban dos tipos de ritual funerario en función de la causa de la muerte. Según Silio Itálico, “dan sepultura en el fuego a los que mueren de enfermedad [...] más a los que pierden la vida en la guerra [...] los arrojan a los buitres, que estiman como animales sagrados”
El ritual funerario documentado consistía en la cremación del cadáver con su ajuar en una pira funeraria. Una vez finalizada la incineración, se recogían las cenizas y los restos óseos del difunto y se depositaban en un hoyo en la necrópolis. Junto a ésta, se enterraba el ajuar del difunto, compuesto por sus objetos personales de mayor importancia: armas, elementos de adorno personal o utensilios de trabajo.
Las armas halladas en dichos enterramientos aparecen dobladas e inutilizadas de manera intencionada. De este modo, se practicaba la “muerte ritual del arma” como forma de enviar estos objetos junto con el difunto al Más Allá.
El rito de incineración, aunque fue el más extendido entre los celtíberos, no fue el único utilizado. Los autores antiguos y las fuentes iconográficas nos hablan también de otro tipo de ritual funerario; la exposición de cadáveres, que era reservado a los guerreros caídos en combate y que suponía el transito del guerrero al mundo de los muertos a través de vuelo de los buitres, una vez que estos hubieran desgarrado e ingerido sus cuerpos.